Descubrí la astrología en el 1970, mientras
cumplía el servicio militar, con veintidós
años, en el Aeropuerto de Latina. Me zambullí
enseguida y con gran pasión. Comprendí
que la única manera de aprender no era la de
estudiar decenas de libros (algo que igualmente hice
muchas horas al día) sino sobre todo, de hacer
trabajo de campo, encontrarse con cientos de personas
y trazar sus horóscopos: equivocarse y aprender
de los errores. No creo que exista un método
mejor. Estudiaba horas y horas un tema natal antes de
encontrarme con una persona y escribía algunos
apuntes preguntándome cómo sería
físicamente, qué carácter tendría,
cuáles serían sus intereses culturales,
etc. Luego hablaba con el consultante, al que no conocía
en la mayor parte de los casos, y cuando éste
se iba, recién entonces, comenzaba el estudio
verdadero para entender dónde me había
equivocado y por cuál motivo. Un gimnasio de
pruebas semejante me daba buenos frutos y notaba que,
aun sabiendo que el camino por recorrer era infinito,
a pesar de ello, lograba pequeños progresos.
La astrología se convirtió en mi gran
pasión y le reconocí un atractivo nada
menos que superior a la informática, que era
el otro alimento de mi alma. Pero había algo
que no podía digerir. Muchas veces me encontraba
frente a personas que estaban por vivir tránsitos
dificilísimos, situaciones evidentemente dramáticas
y yo no estaba en condiciones de hacer nada por ellos.
Callarme la verdad no era mi estilo ya que pensaba que
los estaría engañando. Decirla, debía
decirla, pero como afrontar después, sus contrariedades,
sus miedos? Era éste el nudo principal que desatar
si quería convertirme en astrólogo. En
aquellos años hacía también mi
primer análisis junguiano y leía muchos
libros de psicología. Quedé rápidamente
encantado con el concepto de "cubrir un símbolo"
o, como lo habría llamado yo más tarde,
de "exorcización de un símbolo".
En Psicología, cubrir significa activar, dar
vida. Leí con extraordinario interés el
prefacio que Gianfranco Tedeschi, un analista junguiano
y maestro en Italia, hizo en una edición económica
del libro de Jung sobre la esquizofrenia, Psicología
de la Esquizofrenia, Newton Compton Italiana.
Sobre este tema encontrarán escrito más
adelante y comprenderán que de este ejemplo nació
gran parte de mi práctica astrológica,
precisamente, bajo el nombre de "exorcización
del símbolo".
Mientras yo me sumergía, ávidamente,
en estas lecturas, estudiaba también las Revoluciones
Solares y descubrí, desde el inicio, que era
posible cambiarlas, completamente, desplazándose
en el día del cumpleaños. Estos dos descubrimientos
paralelos encendieron en mí una chispa, el deseo
de recorrer un camino, de tratar de hacer luz, de verificar
algunas posibilidades. Había encontrado un sendero
semi escondido y trataba de iluminarlo con una débil
antorcha. Aquel era mi camino futuro que no abandonaría
jamás y que trato de perfeccionar cada día.
La exorcización de los símbolos y las
Revoluciones Solares Miradas son la base de la Astrología
Activa.
LA EXORCIZACIÓN DE LOS SÍMBOLOS
Los lectores y estudiosos atentos de astrología
habrán prestado atención a la situación
actual del pensamiento que nos ve a nosotros, autores,
ocupados en aclararnos fundamentalmente en tres posiciones
muy lejanas entre sí y que determinan, a la fin,
el modo personal de entender y de hacer astrología.
La primera corriente, no por importancia, retiene que
la astrología es un instrumento de conocimiento
de la psiquis humana y no permite mínimamente
las predicciones ya que, según quien piensa de
este modo, Saturno y Urano no tienen nada que ver con
Fulano, incluso cuando le roban todo lo que posee en
el momento preciso en que estos dos planetas entran
en su segunda Casa radical. Es como decir que los Tránsitos,
las Revoluciones Solares y Direcciones Primarias no
sirven para nada.
La segunda categoría o "escuela" de
astrología reconoce plenamente la potencia de
los tránsitos al punto tal de tener la convicción
de que es inútil "alterarse" ya que
todo está escrito en el tema natal y no podremos
hacer nada contra el destino.
Finalmente está la tercera escuela: aquella
de los que la piensan como yo, o sea, que los Tránsitos,
las Revoluciones Solares y Lunares y las Direcciones
Primarias funcionan perfectamente, pero tenemos la posibilidad
de antagonizar, de combatir estas fuerzas. Naturalmente,
todo lo que escribí en mis libros anteriores
y sobre todo en éste lo tomé en parte
de la Tradición, en parte de las enseñanzas
del gran Barbault, en parte de los resultados de las
investigaciones en astrología, en parte de mi
experiencia de casi una treintena de años y en
parte de mi modo personal de haber puesto juntos estos
componentes de conocimientos, amalgamándolos
con algunos aspectos del saber junguiano que me guiaron
desde el inicio de mis estudios. Yo estoy convencido
del hecho que se pueda y que se deba tratar de disminuir
y frustrar la potencia (des-potenciar) de los tránsitos
negativos y de mejorar la potencia de los positivos,
con todos los medios posibles. Antes que nada con el
conocimiento, con la iluminación, que es la forma
más elevada de responsabilidad a nuestra disposición.
Continuamos entonces con las técnicas que he
ilustrado otras veces y que completaré ahora
con este trabajo que pretende ser explícito y
sintético.
La operación que me preparo a ilustrar es aquella
que he llamado "exorcización del símbolo"
o si se prefiere "ritualización del simbolo".
Muchos de mis lectores quedaron extasiados cuando leyeron
el libro "El destino como elección",
de Thorwald Dethlefsen, editorial Mediterranee. Pero
gran parte de todo lo que dice este colega alemán
lo había ya escrito yo en mis libros en estos
últimos veinte años, a excepción
del tema de la reencarnación, en la cual no creo
para nada.
Partamos del inicio y retomemos juntos un ejemplo que
indiqué en otro escrito mío. Es un ejemplo
que usó el psicológo analítico
Gianfranco Tedeschi en el prefacio del libro de Jung,
Psicología de la Esquizofrenia, ed. Newton Compton
Italiana. Aquí el especialista nos cuenta acerca
de un estudiante hebreo de Roma, matriculado en Medicina,
que años atrás comenzó a manifestar
síntomas de disociación mental, comportándose
como un sacerdote de la antigua Jerusalen. Tedeschi
entonces, le dijo que también él era judío
y que podían celebrar juntos los rituales sacros,
pero haciéndolo como se debe: ayunando primero,
purificándose, vistiendo los atuendos adecuados,
esparciendo el incienso, leyendo los textos originales,
etc. Así lo hicieron por varios meses hasta que
el joven un día dijo: "Todo esto es muy
interesante, pero que hacen, hoy, los judíos?".
Desde aquel momento, en que recuperó el interés
por la actualidad, lo hicieron salir del hospital psiquiátrico
y comenzó a hacer análisis con Tedeschi.
El autor nos dice que sucesivamente el joven se curó
del todo, estudió y aprobó Medicina. El
médico había activado el simbolismo que
hacía presión desde adentro y esto había
"exorcizado" el problema.
Veamos ahora otros dos ejemplos de los cuales fueron
protagonistas dos clientes y queridas amigas mías.
El primero concierne a una profesora universitaria,
de gran cultura general y psico-astrológica en
particular. Durante un tránsito de Saturno sobre
Venus, ella fue abandonada por el hombre al que amaba.
El dolor que sintió fue enorme y para poder desterrarlo,
limitarlo, se vistió de luto un año entero.
A quien le preguntaba el motivo de su elección
ella respondía: "Perdí mi gran amor".
Hizo esto durante un año, o sea por todo el tiempo
que Saturno empleó para recorrer el tránsito
sobre su Venus natal y luego, cuando se quitó
el luto, volvió a la vida normal.
El segundo ejemplo pertenece a otra profesora culta
e inteligente que, acercándose el tránsito
de Saturno sobre su Venus natal, me preguntó
qué podía hacer para evitar la pérdida
de su amor. Ambos vivían en ciudades lejanas
y se veían una vez cada quince días. Yo
le sugerí de verse muy poco o de no verse para
nada. Y así fue. Saturno "tuvo" lo
que quería: mortificación sentimental,
sustracción de entusiasmos amorosos, la muerte
temporal del sentimiento y del sexo. Tras el tránsito
de Saturno todo volvió a normalidad.
En todos estos casos podemos decir que la operación
fue la de accionar el "fantasma" o lo que
en psicoanálisis se define "técnica
de contención del campo". En el caso de
Tedeschi, fue usado también el principio de identificación
(judío el estudiante, judío él).
Este procedimiento no lo inventé yo, ni Tedeschi,
ni Jung, sino que forma parte de los ritos de cada religión,
puede ser aplicado muy seguido con resultados más
que apreciables y puede ser comparado al principio de
la medicina homeopática similia similibus curantur
(el semejante cura al semejante).
Podemos pues afirmar que todos los casos se deben tratar
del mismo modo? No. El ya nominado Thorwald Dethlefsen
sugiere, cuando se vive un tránsito de Saturno,
pongamos sobre el Sol natal, vestirse de negro, de frecuentar
cementerios, gente seria, etc., etc. Pero mi experiencia
personal y las enseñanzas del psicoanálisis
no concuerdan con esto. En efecto, en muchos casos,
es necesario usar una técnica de compensación.
Me explico mejor. Supongamos que una persona deba afrontar
el citado tránsito de Saturno, que sea de Piscis
con el Sol o la Luna, dañados por Neptuno. En
este caso estamos delante de una persona predispuesta
a desquilibrios emotivos y psicológicos, muy
frágil, una esponja emotiva que absorbe plenamente
la atmósfera que la circunda. Para ella no puede
ir bien la sugerencia de leer "Los Miserables"
de Víctor Hugo y de frecuentar personas de lágrima
fácil. Le tenemos que sugerir en cambio, frecuentar
personas sanas y alegres, bastante equilibradas, ver
películas de comedia americana y leer Wodehouse
a más no poder.
Esto es porque no debemos pensar nunca que todo va
leído, interpretado y desarrollado en una única
dirección. Así como algunos sujetos responden
mejor a la medicina holística que a la homeopática,
en el mismo modo usaremos la técnica de la exorcización
del símbolo con personas fuertes y la compensatoria
con aquellas más débiles. A veces estos
dos principios pueden funcionar juntos, y entonces,
en el caso de la persona de Piscis frágil y vulnerable,
podemos aconsejar que encuentre ayuda en determinados
remedios y al mismo tiempo que viva algunos meses en
mayor soledad.
El tema de la exorcización del símbolo
se basa en el concepto de sacrificio, exactamente el
mismo que miles de años atrás hacía
elegir y sacrificar al pastor griego el mejor cordero
de su rebaño para contener la ira de Zeus. Se
trata de pagar un precio y este precio se paga en la
dirección análoga del símbolo y
se presume, en la medida suficiente para desahogar el
tránsito. Si Urano de tránsito pasara
sobre Marte natal en la quinta Casa de una mujer, no
bastará hacerse con empastarse una caries, pero
probablemente sí será suficiente extirparse
un fibroma en el útero, que ya tenía desde
algún año.
El consejo principal que me siento de dar a todos es
aquel de "anticipar" los tránsitos,
de "ofrecer el sacrificio" cuando el tránsito
está en la línea recta de llegada.
Otro grandísimo instrumento para defendernos
en los períodos críticos o para potenciar
aquellos más prometedores consiste en el usar
en modo "mirado" las Revoluciones Solares.
O sea, en el elegir el cielo más adapto para
pasar el cumpleaños y del cual nacerá
el horóscopo de un año. Son ya muchos
años que hago aplicar a mis clientes esta técnica
que probé yo también muchas veces, con
óptimos resultados.
Traducida del original italiano por Astro-Campus
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