La primera división
venía con la extracción de la Fortuna y
del Espíritu. Quien nació de noche, nace
bajo la Luna, por lo tanto el Lote de la Fortuna es extraído
de acuerdo: Ascendente (cuerpo físico) más
Sol (espíritu inmutable) menos Luna (impermanencia
y movilidad) = Fortuna. Para quien nació durante
el día, está bajo el Sol, o sea, el Espíritu
(obvio: el Sol ilumina todo, por ello es el símbolo
de la claridad y del intelecto supra-sensible), la Fortuna
se extrae de modo opuesto: Ascendente (cuerpo físico)
más Luna (impermanencia) menos Sol (Mismo) = Fortuna.
En otras palabras: el alma es pasiva a los cambios,
como la mujer, que también es la Luna. La Parte
de la Fortuna serviría para conocer lo que el
alma encarnada y viviente va a hacer con el que dispone
de intuición espiritual y intelectual (Sol) y
con su cuerpo, en términos de relaciones con
el miedo (de nuevo la Luna) y con su capacidad de ver
claro más allá de las aparencias (Sol).
A nosotros, modernos, solo llega la idea de que la Parte
de la Fortuna es indicadora de la "suerte"
o de la "prosperidad". En realidad, ni eso
podremos entender bien si olvidamos que la Fortuna es
la indicadora de la prosperidad, porque ésta
nace de la sabiduría que podemos o no tener acerca
del uso de nuestros recursos físicos (o cuerpo,
Ascendente), del alma (Luna) y del medio ambiente (también
Luna) y de nuestra intuición certera (Sol) para
crear prosperidad...
La Fortuna, como se explica arriba, es un principio
de naturaleza lunar, por lo tanto femenina, y de naturaleza
mutable en sus características exteriores. Eso,
tratándose del esfuerzo de trabajo y de la mejoría
de condiciones de la vida humana, corresponde al modelo
de movilidad social conquistada por primera vez en la
formación del Império Ateniense, en el
quinto siglo a.C. Atenas, cuya moneda de plata, la lechuza,
se consolidó como el medio de cambio más
común en el mar Egeo, fue la cuna de la Democracia,
donde los líderes ascendian pero podian ser exiliados;
donde la masa social desprovista de Tierras podía,
por primera vez, tener voz política.
Ascensión y caíida, ritmo y mutabilidad.
Leyes de la naturaleza aplicadas, tal vez inconscientemente,
a través de las leyes de los hombres. Así
funciona el concepto de Fortuna. Entretanto, no necesariamente
es preciso que el Hombre sea derrumbado de su condición
de satisfacción y bienestar, si guarda las debidas
proporciones. El cambio de arriba hacia abajo tal vez
solo sea desastroso si nos agarramos ferreamente a las
posiciones conquistadas sin entender que con el pasar
de los años se deberá dar lugar a un otro
ciclo de experiencias. Si así se hace, lo que
podría ser un revés puede ser transformado
en una ventaja, al saber cuando ceder el lugar destacado
y de poder y actuar en otro contexto.
Parte de la Fortuna, vocación
y prosperidad
La Parte de la Fortuna en el mapa astrológico,
según he visto en inúmerables investigaciones
sobre la vocación, el éxito personal y
material, es un indicador bastante claro de los caminos
para el éxito. Marca el desarrollo potencial
de profesiones y la satisfacción con la actividad
desempeñada. Eso, está claro, si está
visto en sus asociaciones con el resto del conjunto
del mapa. El signo, la casa, los aspectos que recibe
y las condiciones del dispositor de la Parte de la Fortuna
llevan a inferir ciertas directrices a tomar en la busqueda
de la prosperidad, incluso las ocupaciones más
o menos facilitadas y los modos de atribuir valor comercial
a lo que se hace. ¿Por que valor comercial? En
función de su vínculo con la actividad
lunar, sabiendo que la Luna es representativa de la
moneda de uso corriente, del intercambio, del valor
de compraventa, pero principalmente del flujo y reflujo
de la economía de mercado.
Una administración bien hecha de las finanzas
tiene en cuenta las mareas de la economía, manteniendo
una relativa constancia en las reservas de recursos
y proveyendo una reserva para crisis. Este es uno de
los modos de romper con la esclavitud de la idea de
destino.
Para Ptolomeo la Parte de la Fortuna siempre indicaba
un punto de prosperidad material y financiera. Ya para
Jean-Baptiste Morin, la Parte de la Fortuna no era obligatoriamente
un punto de buena fortuna, pudiendo hasta ser nociva,
de acuerdo con las condiciones de su dispositor (o planeta
regente del signo en el cual se encontraba), o cuando
la propia Parte de la Fortuna y su dispositor estuviesen
aspectados tensamente por planetas maléficos
(Saturno y Marte, por ejemplo).
Lo que he visto, con todo, se parece más a la
visión de Ptolomeo. Los aspectos tensos no son
indicadores de infortúnios inevitables, cuando
están dirigidos a la Parte de la Fortuna. Es
verdad que simbolizan, y en la práctica constatamos
eso, la necesidad de trabajo duro y de esfuerzos considerables.
Es verdad que una cuadratura de Saturno con la Parte
de la Fortuna puede representar un proceso de prosperidad
lento y que requiere mucha disciplina. Pero nada de
esto quiere decir que la situación de bienestar
deje de ser alcanzada bajo cualquier circunstancia.
Culturalmente, ésta es la idea incubada en nuestras
mentalidades, especialmente si venimos de un ambiente
social desprovisto de recursos: "no puede";
"no debe"; "no es capaz". Es eso
que las elites dominantes, en su histórico esfuerzo
de control ideológico, quieren que se piense.
Se trata de mantener el status quo y un incentivo a
la inmovilidad social que mantiene a mayoría
de las poblaciones conducida como ganado. Pero una vez
que se tenga aunque sea una vaga noción de los
propios potenciales, y una vez que uno o más
pasos sean dados en dirección a esos potenciales,
no importa la dificultad, es posible llegar a un lugar
más satisfatório.
La Parte de la Fortuna es uno de los significadores
astrológicos más contundentes de que la
movilidad social no es solo posible, sino esencial y
natural. Salir de un estado de opresión para
llegar a un estado de satisfacción es una búsqueda
inherente al ser humano. Encontrar una vía de
acceso a la satisfacción personal y material
es un derecho, y hacia eso apunta la Parte de la Fortuna.
La noción de Rueda de la Fortuna, con sus altos
y bajos, sucede con mayor frecuencia cuando el indivíduo
no tiene conciencia de esos ritmos naturales y socioculturales
o cuando es acometido por lo que los griegos llamaban
hybris. La hybris era el orgullo, la arrogancia que
cegaba al mortal que creía poder igualarse a
los dioses. Es algo parecido a lo que sucede tanto a
líderes como Mussolini y Napoleón en cuanto
ciudadanos comunes que se convierten en iconos de popularidad
y en poco tiempo son relegados al ostracismo.
La Fortuna como benefício o como miseria dependerá
del nivel de conciencia individual. La Fortuna puede
representar tanto al elemento "fortuito" o
destinado, de donde parte su etimología, y respecto
al cual nada se puede hacer, o puede ser de hecho una
brújula para el éxito. En el primer caso,
el indivíduo se deja llevar por las mareas de
la vida, creyendo no tener el poder de interferir positivamente
en su desarrollo. Iria a favor del el vaivén
de la Rueda, con el subir y bajar del destino, ya teniendo
exito, ya siendo aplastado por un infortunio que, según
él, no puede controlar. En el segundo caso, el
individuo usa las circunstancias, sean prósperas
o adversas, a su favor, teniendo en mente que buena
parte de los fracasos resultan de errores de juicio
y no de una fuerza que lo condena a la desgracia. Precisamente
esos errores de juicio pueden ser usados como base para
una nueva ascensión, esta vez más segura
y armoniosa con la naturaleza y la sociedad.
Conocer la necesidad de proporción y de equilibrio,
al revés de llevarlo a la cima de la Rueda y,
consecuentemente, a un nuevo y grave descenso, lleva
el individuo al centro de la Rueda, a un punto de estabilidad
dinámica. En este punto la adaptación
a nuevas circunstancias y la ética evitan que
haya necesidad de "descenso" para que otro
pueda subir. No habrá, obviamente, un estancamiento
del proceso de cambios en el mundo que nos rodea. Habrá,
un flujo continuado hasta que las condiciones sean propicias
a una nueva fase de crecimiento.
En suma, la Parte de la Fortuna (no la Rueda) en el
mundo de hoy y en el contexto cultural en que vivimos,
según lo que pude observar hasta ahora, es indicador
tanto de movilidad social como de prosperidad. Mantener
o no mantener una situación próspera o
por lo menos relativamente estable depende mucho de
un proceso de toma de conciencia de los propios potenciales,
esto es, de un cierto grado de autoconocimiento.
Traducido del original
portugués por Astro-Campus
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