Astro-Campus
Autor:
Jose Antonio Saavedra
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¿QUÉ ES LA ASTROLOGíA? (fragmento)

Astrología, disciplina que observa, analiza y estudia las posiciones y movimientos de los astros, en especial el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, relacionándolos con el desarrollo de los acontecimientos que se producen en la Tierra.

Los astrólogos sostienen que la posición de los astros en el momento exacto del nacimiento de una persona y sus movimientos posteriores, reflejan el carácter de esa persona y por tanto su destino. Durante siglos los científicos han rechazado los principios de la astrología; sin embargo, millones de personas continúan creyendo en ella o practicándola.

Los astrólogos realizan cartas astrales llamadas también horóscopos que sitúan la posición de los astros en un momento dado, como el nacimiento de una persona, por ejemplo, y a partir de ellas emiten sus conclusiones sobre el futuro de esa persona. En una carta astral se sitúa la eclíptica, trayectoria anual aparente del Sol a través del cielo, con las doce secciones que reciben el nombre de signos del zodíaco, que son Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.

A cada planeta (incluyendo al Sol y la Luna) se le da un signo particular dependiendo del lugar de la eclíptica en que aparece dicho planeta y del momento en que se hace el horóscopo. Cada planeta representa tendencias básicas humanas y cada signo un conjunto de características humanas.

Cuando los astrólogos designan a una persona por un signo determinado -como Leo o Piscis, por ejemplo- se están refiriendo al signo Solar de esa persona, esto es, al signo que el Sol ocupaba en el momento de su nacimiento.

El horóscopo está dividido también en doce casas, que comprenden el periodo de 24 horas durante el cual la Tierra completa un giro alrededor de su eje. Cada casa está relacionada con determinadas situaciones en la vida de una persona, tales como el matrimonio, la salud, el trabajo, los viajes y la muerte. Los astrólogos realizan sus predicciones interpretando la posición de los astros dentro de los signos y las casas del horóscopo.

La astrología es una práctica antigua que diferentes civilizaciones parecen haber desarrollado independientemente. Los caldeos, que vivieron en Babilonia (hoy Irak), habían desarrollado ya en 3000 a.C. una de las formas originales de la astrología. Los chinos la practicaban en el 2000 a.C. En la antigua India y en la civilización maya de América del Norte y Central se desarrollaron otras variedades. Estas civilizaciones debieron observar que determinados astros, especialmente el Sol, influían en el cambio de las estaciones y en el éxito de las cosechas. Basándose en estas observaciones desarrollaron un sistema más amplio, en el que los movimientos de otros astros como los planetas influían o representaban otros aspectos de la vida.Hacia el siglo V a.C, la astrología se extendió a Grecia, donde filósofos como Pitágoras y Platón la incorporaron a sus estudios sobre religión y astronomía. Durante la edad media fue ampliamente practicada en Europa, a pesar de que autoridades cristianas como Agustín, arzobispo de Canterbury en 600 d.C., la condenaron. Hasta el siglo XVI muchos sabios consideraron la astrología y la astronomía como ciencias complementarias. En aquella época, los descubrimientos realizados por astrónomos como Nicolás Copérnico y Galileo Galilei socavaron algunos de los fundamentos de la astrología. A partir de entonces, pocos científicos han prestado una atención seria a la astrología.

ORIGENES DE LA ASTROLOGÍA
No se conoce de modo preciso la época en que nació la Astrología. Los primeros documentos importantes que poseemos nos enseñan que las observaciones de los astrólogos caldeo-asirios y babilonios, se escalonan durante el primer milenio antes de nuestra era. Uno de estos textos fue hallado entre los millares de tablillas de ladrillo cocido, escritos en caracteres cuneiformes, procedentes de las ruinas de la biblioteca de Asurbanípal, en Nínive.
En aquella época, encontramos la astrología íntimamente ligada a la mitología y a un culto astral, seguiría así hasta la civilización helénica. La cuna de la Astrología se sitúa en Caldea. Se edificó un sistema de ideas acerca de las relaciones existentes entre el curso de los astros y el crecimiento de las plantas; entre las leyes que regulan la vida de la humanidad y las que rigen la vida de la naturaleza, y el universo. Todos los actos importantes de estos pueblos estaban subordinados a los oráculos e interpretaciones astrológicas. Después se desarrolla en Egipto, China, Roma y Grecia.

A partir del siglo XI le está reservada a la Astrología una gran prosperidad en el occidente. Dante ha quedado fuertemente impregnado por ella, su Divina Comedia es una epopeya Cosmológica. El Doctor Admirable de Bacon, se inspira en el concepto astrológico. Alfonso X, rey erudito, aprende este conocimiento de Alcabizio y hace construir las tablillas alfonsinas, de uso tanto astronómico como astrológico. Paracelso, médico astrólogo y alquimista utilizó el simbolismo astrológico en la curación de sus pacientes. Copérnico estuvo toda su vida trabajando por la Astrología. Catalina de Médicis fue una de las soberanas más imbuidas en la astrología. Képler, genio de la humanidad y uno de los más grandes astrólogos, crea la Astrología moderna, Depuró notablemente la tradición astrológica y terminó por declarar: "veinte años de estudio práctico han convencido a mi espíritu rebelde de la realidad de la Astrología".

El repudio de la astrología es un fenómeno complejo que merece un profundo análisis y tiene sus raíces en la condenación que el sistema heliocéntrico de Copérnico, hace del de Ptolomeo. Es satisfactorio constatar que las convicciones astrológicas de ambos no se debilitaron en absoluto.

La aparición de la lente desvía al astrónomo de la especulación astrológica, los descubrimientos de los glóbulos sanguíneos, de los espermatozoides y del óvulo, aclararon los misterios de la vida y desde entonces se trató de observar el interior del hombre y no su exterior; se empieza a condenar la Astrología. El gran golpe se le da en 1966 cuando Colbert funda la academia de ciencias, y prohibe expresamente a los astrónomos ocuparse de la astrología (se consuma la ruptura de las dos hermanas).

El fenómeno astrológico es un proceso social que se integra en uno más histórico y general, en unión con la revolución científica y cultural, y da lugar a una agitación; un nuevo soplo tiene un carácter realmente sensacional que hacen temblar las nociones fijadas por la razón. Los descubrimientos de los rayos catódicos, de los X, de las radiaciones, del electrón, del protón, del átomo, de los microorganismos, los virus y rayos cósmicos. En el momento en que se disponen a conquistar el cielo y en el que el primer submarino explora el fondo de los mares, el psicoanálisis edifica un sondeo de las profundidades de la vida psíquica. En filosofía Bergson sitúa el papel de la intuición en centro del conocimiento. En la ciencia la mayoría de los descubrimientos están en completa contradicción con los principios admitidos, y los mismos sabios están desorientados. Esta crisis de crecimiento aturdidor de la época 1899 no señala más que un comienzo.

El principal cambio se sitúa de 1927-1935. La astrología comienza a dar de qué hablar, la prensa se ampara en ella y asistimos al comienzo de la horoscopía cotidiana. En Bélgica se organiza, La Sociedad de Astrólogos. En Francia y Alemania se construye una comunidad cultural para el estudio de la astrología, formada por los médicos y los profesores de las facultades . Austria, Holanda y Suiza tendrán su movimiento astrológico, incluso en Polonia se llevaron a cabo congresos internacionales y posteriormente la astrología encuentra apoyos como los del psicólogo Carl G. Jung, quien declaro " Si personas que gozan de una mediocre instrucción han creído hasta estos últimos años que podrían burlarse de la astrología considerándola liquidada desde hace mucho tiempo, esta astrología remontándose desde las profundidades del alma popular se presenta hoy de nuevo a las puertas de las universidades que abandonó hace trescientos años" .

EL AUTOCONOCIMIENTO
A los que estaban interesados en mejorar, Sócrates les decía: "Conócete a ti mismo". Es una frase fácil de pronunciar, pero aunque no sea la cosa más fácil que podamos hacer en esta vida, la astrología, con su simbología planetaria nos puede ayudar a realizar ese sueño de conocernos a nosotros mismos si tenemos siempre presente sus límites, al igual que cualquier otra ciencia.

Nadie es fácil de entender porque el ser humano se caracteriza por ser complejo, difícil, complicado, contradictorio, variable, inaguantables... con características y manías a cada cual más diferentes. Esto hace posible que los patrones o modelos humanos sean inexistentes y que nadie consiga conocerse del todo. De aquí, surgió el mito, el ideal, la necesidad de un modelo que se ajuste al ideal y al cual poder imitar o seguir.

Aunque en astrología disponemos de la tipología planetaria para clasificar a los diferentes individuos, no es fácil extraer los numerosos rasgos de la carta porque sabemos que existen una multitud de factores astrológicos a la hora de explicar un carácter: (10 planetas + el Nodo) x 12 casas x 12 signos x 5 aspectos = lo que hace un total de 7920 diferencias posibles en principio, sin tener en cuenta de que cada ser humano es distinto.

Para hacernos una idea, sería imposible analizar todos los componentes de una carta como sería imposible hacerlo con cualquier otra cosa. Podríamos poner como ejemplo el significado de un hombre cualquiera que pasea a un perro cualquiera: es un hombre adinerado porque debe alimentar, vacunar, limpiar y cuidar a su perro; es amante de los animales; le gusta la tranquilidad junto a los animales; prefiere la compañía animal porque se entiende muy bien con ellos; porque es presona de difícil convivencia; es muy afectuoso con los animales; es un burgués; se siente muy apegado a la naturaleza; es muy sensible a la naturaleza animal... y dentro de todas las formas posibles podríamos continuar hasta el infinito solamente variando el tipo de dueño, de animal, de elementos, etc. Esto sería la interpretación del binomio hombre-perro. No sería lo mismo una persona con un dóberman que con un dálmata; el nivel social que posee, la ropa que viste...

La simbología planetaria es así, pues se puede extender hasta el infinito a la hora de analizar, por ejemplo, Urano en la Casa VI o en Escorpio. Analizando los componentes de una carta astral podemos llegar a conclusiones extrayendo la idea principal de cada aspecto: El signo solar, los aspectos que recibe el Sol, el regente del Sol, los aspectos que recibe, el ascendente y su regente, los planetas que se encuentran en el ascendente y los aspectos que reciben. No debemos olvidar que la Luna es la indicadora del ámbito emocional de la persona, así como el resto de las configuraciones planetarias y los aspectos que les unen.

El modo de proceder ha de ser detallado y no debemos ceñirnos únicamente al análisis del Sol, el signo o el ascendente si queremos esquematizar una personalidad. Aun así, nos sorprenderá la cantidad de facetas que encontramos y lo fructífero que puede ser este descubrimiento. A lo largo de una vida, no todas las facetas de una persona se pueden manifestar, pero irán apareciendo, según las influencias planetarias, una u otra faceta por el efecto que los tránsitos planetarios producirán a lo largo de nuestra vida, despertando esas facetas que llevamos latentes en nuestro interior. Esto explica que una persona exteriorice a lo largo de su vida una serie de inquietudes que eran únicamente potenciales, porque la influencia planetaria se ha encargado de despertar y el individuo de desarrollar o exteriorizar.
Es muy interesante el estudio de las previsiones y de los futuros ciclos de cada ser humano, pero ante todo hay que comprometerse profundamente en el estudio psicológico para saber cómo actuará una persona frente a las influencias que le afectan en un momento de su vida. Hay personas que son más receptivas a uno u otro planeta o incluso a todos o a ninguno, según si la persona está en armonía con las energías de determinado planeta, si trata bien a su cuerpo, si está en armonía con las leyes del sentido común, si en defintiva se cuida o no. Este es un factor fundamental a la hora de estar receptivos a las influencias planetarias y a recibir las diferentes influencias.

EVOLUCIONAR Y MEJORAR
Sinceramente, hay que reconocer que en la mayoría de los casos permanecemos prisioneros de nuestro comportamiento y de los hábitos que nos ha dictado nuestro nacimiento porque por ignorancia pensamos que no podemos ni cambiar ni mejorar. ¡Qué equivocados estamos ahora a la entrada del siglo XXI! Debemos cultivar, y no olvidar, la fuerte convicción de que somos libres para elegir y para decidir dentro de nuestro contexto racial, intelectual y social del que formamos parte. Para unos, el contexto en el que se relacionan puede ser muy restrictivo; para otros expansivo, dependiendo del desarrollo, de la voluntad de y de los factores relativos que rodean y motivan a cada individuo.
Pongamos como ejemplo el de un norteamericano que en su propio país no se adapta a lo que le exige su propio entorno. Está en paro, se rebela, se vuelve contestatario, está enfrentado con todo el mundo, puede caer en la delincuencia y decide emigrar a España. En este país europeo, se da cuenta de que la sociedad, por su diferencia, le acoge mejor por su calidad de extranjero, admira su preparación intelectual, se encuentra más a gusto por el clima, su dinero vale mucho más, se siente más cómodo... Este americano se encuentra más libre, más aceptado, menos atado y con una mejor preparación técnica frente a ese nuevo entorno que le puede facilitar un mejor desarrollo si acaba por adaptarse a las diferencias culturales y a lo que el cambio le exige, naturalmente. Incluso puede terminar por instalarse en España e iniciar una actividad en la que pueda aprovechar su condición de americano para facilitar relaciones comerciales, puede dar clases de inglés si está preparado, etc.

La sociedad actual nos brinda una gran oportunidad, con sus medios educativos, la libertad de pensamiento y de enseñanza, la libertad de expresión, para mejorar en el ámbito que necesitemos hacerlo. No debemos negar ni tampoco renunciar a la posibilidad de que podemos mejorar y, con ello, progresar, como si fuéramos un edificio en el que podemos realizar modificaciones tanto para bien como para mal. Nuestro sistema de valores puede actuar a nuestro favor o en nuestro perjuicio, pero no cabe duda de que existe la posibilidad de que podemos dominar mejor nuestras reacciones y enfrentarnos mejor a nuestra vida laboral, sentimental o familiar sacando mejor provecho de nuestras capacidades allí donde sea susceptible de producirse.
Esta manera evolutiva de ver una carta natal estimula y motiva a la hora de efectuar un análisis completo de la carta astrológica, sobre todo para el cliente que la solicita, que puede complementarse perfectamente con un estudio grafológico, con entrevistas o con cualquier otra técnica que ayude a esclarecer las particularidades del comportamiento. En el caso de problemas sentimentales, el contacto sincero entre el astrólogo y el consultante posibilita que los problemas se comprendan mejor.

Como en todos los oficios, la paciencia es la madre de la ciencia y es necesaria experiencia, tiempo, destreza, espíritu de ayuda y comprensión para que se pueda observar de una forma clara cualquier problema y se dé una puerta de salida hacia el bienestar del consultante. No obstante, el astrólogo siempre verá necesario consultar los manuales que sean pertinentes para asegurarse del significado de los diferentes aspectos de la carta, pero no hay que olvidar que todos debemos poner de nuestra parte, siendo obligatorio que el astrólogo proporcione una buena orientación y que el consultante añada valor, acción, voluntad, motivación, y si es necesario riesgo y decisión, para llegar a donde quiere llegar. Esto es imprescindible para ampliar el espacio vital al que todo ser humano quiere aspirar porque las estrellas no nos darán nada si nosotros no hacemos el esfuerzo necesario por nuestra parte. Pero no quepa ninguna duda de que nos colmarán de riquezas si contribuímos a ello.

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