El poder de transformación, de la transformación
más profunda es el principio de Plutón.
Plutón también representa entre otras
cosas las fuerzas arquetípicas que pueden ser
tanto fructíferas, creativas y sanadoras como
oscuras, crueles, brutales, sádicas, destructivas,
devoradoras y letales. La conciencia solar lo teme (a
Plutón) como si fuera un abismo del Infierno.
Las experiencias de Plutón siempre están
relacionadas con el poder y la desvalidez, la dependencia,
la sumisión. La conciencia solar en el momento
del atentado es asaltada por las fuerzas plutonianas
(Sol-Plutón Cuadratura).

11-03-2004, 07:39 CET -1:00, Madrid, Spain, Geocentric
Tropical Placidus True Node
El objetivo de Plutón es producir una transformación
radical en favor de una verdad más profunda.
La percepción de que nada en la vida puede quedarse
como está, de que todo comienzo, todo nacimiento,
lleva ya su propio fin y renacimiento en sí mismo.
Ahora todos somos más conscientes de la impermanencia
de las cosas. Normalmente no nos damos cuenta de ello.
Si miramos en la
Carta Natal de España (Monarquía Parlamentaria),
podemos ver que Plutón tiene un papel importante
y que está en la casa VIII, su casa, conjunto
a Venus y cuadrado a la Luna (el pueblo, las madres,
los niños). Formando parte de una T Cuadrada
y eso hace que en nuestro país, el Dios de los
Infiernos, del conocimiento procedente de las profundidades
y de la experiencia de la muerte y del renacimiento,
tenga un papel protagonista y activo.
Teniendo en cuenta que recientemente he realizado una
rectificación de la hora, pues no creo como opina
Javier Martín que la carta de España sea
para las 12h15m pienso que el astrólogo Joaquim
Teixidor está más acertado al poner las
12h 36m y además es el único que ha predicho
que podía ganar el PSOE, que yo conozca. Como
así ha sido. Además he visto dicha carta
y hay cosas que me llaman sumamente la atención:
Por ejemplo, el tránsito de Quirón Cuadratura
Quirón, bastante exacta el día del atentado.
Esta cuadratura de Quirón transitando a Quirón
natal nos hace encarar de manera muy fuerte con algunos
de sus aspectos. Hace referencia a alguna experiencia
de dolor abrumadora. Especialmente por estar transitando
Quirón la casa XII de España, que tiene
que ver con su karma no redimido, enemigos secretos
y otro tipo de desgracias que nos desbordan. Una dificultad
actual para encontrar la seguridad en la sociedad debido
a que Quirón se encuentra en Capricornio. No
obstante, afrontando el dolor y aceptándolo,
podemos ayudar a que otros países no tengan que
pasar por lo mismo. Ha resultado dañada la autoestima
del país (Quirón en casa II natal) y la
economía y su mentalidad y medios de comunicación
y transporte también (Quirón en casa III),
que ya de por sí no tienden a ser muy buenas.
Sin embargo, vamos a dar un repaso a lo que representa
Quirón:
En una cueva en lo alto de los nevados picos del Monte
Pelión vivía Quirón, el más
anciano y sabio de los centauros: una raza misteriosa,
de apariencia mitad caballo y mitad hombre. Estos centauros
eran los hijos de Cronos, que violó a una ninfa
convirtiéndose en caballo; y por eso los descendientes
de esta unión eran mitad animales y mitad seres
divinos.
Mientras que los demás centauros eran salvajes
e indómitos, Quirón era singular en su
sabiduría y habilidad con el arpa, y a menudo
impartía consejos profundos en el lenguaje humano
acompañado por la música dulce de su instrumento.
Poseía todos los secretos del conocimiento de
las hierbas y podía curar muchas enfermedades
que la medicina humana no lograba aliviar; y también
comprendía la sabiduría de las estrellas
y enseñaba el arte de la astrología. Tan
grande era su fama que muchos hijos de reyes eran confiados
a su cuidado. Con él, estos jóvenes alumnos
aprendían a temer a los dioses, a respetar a
los ancianos y a ayudarse unos a otros en el dolor y
en la adversidad. El anciano y sabio centauro les enseñaba
a componer música, a ejecutar las danzas con
gracia, a combatir, a boxear y a correr, a escalar las
altas rocas y a cazar bestias salvajes en los bosques
montañosos. Aprendían a leer en el cielo
los presagios y a hallar las plantas que podían
servir de antídoto para las infecciones y el
dolor. Los jóvenes que Quirón educaba
aprendían a reír ante el peligro, a despreciar
la pereza y la codicia, y a afrontar todo lo que se
les presentara con valor y buen ánimo. Crecían
fuertes y con destreza, con modestia y con bravura,
y estaban aptos para gobernar por haber aprendido a
obedecer.
Entre los mejores amigos de Quirón se encontraba
el poderoso héroe Heracles. Este hombre gigantesco
había estado luchando con un monstruo fabuloso
conocido como la Hidra y, habiendo matado finalmente
a la bestia, había sumergido alguna de sus flechas
en la sangre venenosa de la Hidra para hacerlas todavía
más letales. Ahora, de camino para visitar a
su amigo Quirón, el héroe fue atacado
por una tribu de centauros salvajes e indómitos.
Se produjo entonces una gran batalla, en la que Heracles
luchó en solitario contra la horda de atacantes.
Al escuchar el fragor del combate, Quirón salió
de su cueva y, levantando sus manos en son de paz, se
interpuso entre Heracles y un centauro a quien el héroe
estaba apuntando con una flecha. Pero la flecha ya había
sido lanzada y fue a clavarse de lleno en el muslo de
Quirón.
Si hubiese sido totalmente animal o humano, Quirón
hubiese muerto instantáneamente. Pero era semidivino,
y el don de la vida eterna se convirtió en una
terrible carga para él. La herida era mortal,
y el centauro se retiró aullando hacia el interior
de la cueva. Este sabio curandero no podía hallar
ahora un antídoto para el veneno de la Hidra
y poder curar aquel dolor lacerante. No tenía
otra elección que seguir viviendo con ello, pues
no podía morir como otras criaturas mortales.
El dolor le obligaba a probar muchos remedios, algunos
de los cuales eran de gran valor para los que sufrían;
pero ninguno de ellos pudo aliviar su propio sufrimiento.
Desesperado. Quirón rogó a Zeus, el
dios del cielo, que le permitiera morir. Este, apiadándose
de él, le concedió entrar en los salones
del Inframundo como el resto de los mortales, y de ese
modo la muerte liberó a Quirón del sufrimiento.
Este mito no es fácil de interpretar. Puede
parecer injusto que una criatura como Quirón,
sabia y civilizada, tuviera que sufrir simplemente porque
se hallaba en el lugar equivocado en el momento inadecuado.
De la misma forma que puede parecer injusto que les
tocara a las víctimas del atentado de Madrid,
por las mismas razones. Cuando nos topamos con semejantes
acontecimientos en el mundo moderno, nos llena de rabia
impotente y perplejidad. "¿Porqué
tuvieron que morir las personas inocentes de las estaciones?"
Muchas veces podemos ver que personas que no tienen
ninguna culpa, sufren injusticias y calamidades y otras
que "se lo merecen" no les ocurre nada. Deseamos
creer en la justicia de la vida, porque esta creencia
hace que la vida parezca controlable. Si somos buenos
nos recompensan, entonces todo lo que tenemos que hacer
para ser recompensados es ser buenos. Esto es simple
y se halla bajo nuestro control. La idea de ser buenos
y, sin embargo, ser golpeados por algún atentado
o accidente que arruina nuestra vida, es virtualmente
insoportable. Las catástrofes colectivas si son
de origen humano (como la guerra o los atentados) o
causadas por la Naturaleza misma (como terremotos, sequías,
etc.), nos enfrenta con la profunda injusticia de la
vida a nivel global. Por más que queramos creer
en un cosmos justo, tarde o temprano nos enfrentaremos
al enigma del sufrimiento injusto.
Cuando sucede algo injusto no tenemos otra opción
sino la de sufrirlo, tanto si nos "lo merecemos"
como si no. Al comienzo, puede que culpemos a alguien
o a algo, e intentemos aliviar aliviar nuestro infortunio
hallando un escape al que poder echar la culpa. Se puede
culpar a los terroristas, al gobierno por habernos metido
en la guerra colaborando con USA, el caso es que no
podemos soportar una situación en la que la inculpación
sea lo apropiado. La única respuesta posible,
en último caso, es la comprensión y la
compasión. Compasión quiere decir "sufrir
con". El sufrimiento injusto lo compartimos todos
y puede establecer un sentido profundo de relación
con otros seres vivientes. Aunque es posible que nunca
descubramos una justificación para semejante
dolor inmerecido, podemos vislumbrar su poder transformador
final en la forma en que puede purificar y transformar
el corazón humano.
Oculta en la historia de Quirón se encuentra
la sugerencia de que existe un precio a pagar por intentar
civilizar el lado salvaje de la naturaleza humana. Aunque
este precio sea injusto sin lugar a dudas, el sacrificio
es algo inevitable porque forma parte de la naturaleza
de la vida. Existe una necesidad de lucha entre el ego
consciente -simbolizado por Quirón y por las
personas civilizadas y las fuerzas instintivas en el
interior de los seres humanos - simbolizadas por los
centauros salvajes, los terroristas. Y, a veces un dolor;
una pena o una pérdida injusta es el resultado
de esa lucha. Solo si vemos la historia desde una perspectiva
amplia, es posible que vislumbremos una mayor profundidad
de propósito en ella, aunque también es
posible que no hallemos justicia alguna.
La muerte voluntaria de Quirón puede verse
como un símbolo profundo; cambia su inmortalidad
por el destino de los seres mortales. Podemos ver esta
muerte como una transformación psicológica,
como una aceptación interna de los límites
humanos. Solamente cuando pensamos que somos tan especiales
que estamos exentos de las vicisitudes de la vida, no
sufrimos el verdadero veneno de la herida de Quirón.
Este veneno podemos comprenderlo como la amargura de
un continuo y corrosivo resentimiento. Si esperamos
estar protegidos de la vida, entonces nos volvemos amargados
y llenos de veneno cuando descubramos que, después
de todo, no somos tan especiales. Cuando el sufrimiento
injusto entra en nuestra vida, la inevitable reacción
humana es ¿Por qué a mi? puede que debamos
sustituirla por la más sabia ¿por qué
no a mí? Los dones y la naturaleza inmortal de
Quirón no lo protegen de la vida, como no lo
harán nuestros propios dones ni tampoco nuestra
espiritualidad "elevada". También nosotros
tendremos que aceptar nuestros límites como mortales
y sobrellevar la muerte y transformación internas
que nos permita reconciliarnos con la vida humana corriente.
Aunque el centauro sea una criatura fantástica,
el mito de Quirón es en realidad un mito de la
humanidad. Somos una mezcla de opuestos y de contradicciones,
mitad bestias y mitad divinos. Esto lo pudimos comprobar
el día 11 en el cual pudimos ver la parte más
bestial (terroristas) y la parte más divina (el
madrileño solidario). Los centauros salvajes
con los que lucha Heracles están dentro de nosotros
igual que lo está la nobleza de Quirón.
En nosotros hay un solidario madrileño y un terrorista
islámico. Los opuestos están inextricablemente
vinculados en los seres humanos y nunca pueden quedar
totalmente separados. Por más sabios que seamos,
tenemos la capacidad de comportarnos salvajemente los
unos con los otros, y compartimos esta dualidad colectiva
aun cuando, como personas, decidamos aliarnos con la
luz. Aliarnos con los madrileños solidarios.
Por consiguiente, todos podemos padecer dolores injustos,
ya sean emocionales o físicos, y, una vez heridos
de esta forma, nunca podremos quedar curados por completo,
porque nunca podremos recuperar nuestra inocencia. Los
madrileños, los españoles, la hemos perdido.
Como la perdieron los norteamericanos el 11 de Septiembre.
Está en nosotros seguir el camino de curación
de la compasión y de la aceptación de
los límites como seres mortales o dejarnos llevar
por el resentimiento.
Artículo Dedicado a la Memoria de las Víctimas
del Atentado. Víctimas inocentes de la injusticia
de la vida.
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