Astro-Campus
Todos los artículos de este autor
.Multiclaves
.Fundamentación claves
.¿Por qué rectificar?
.Correspondencia
.La elección de astrólogo
.Gemelos astrológicos
.Leyes herméticas
.De las R. Solares y Lunares
.Aspectos astrológicos
.Sinastría: Schreiweiss
.Vida prenatal
.Aspectos y n. primos
.Astrología esotérica
.Fuente: OFFLINE
.Listado de artículos
.Listado de autores
.General
.Astropsicología
.Astrología Electiva
.Astrología Kármica
.Astrología Mundana
.Astrología Horaria
.Planetas
.Signos
.Partes, nodos, asteroides y
otros puntos
.Casas, cúspides y ejes
.Aspectos y configuraciones
.Técnicas
.Astrología de otras culturas
.Aforismos, grados y decanatos
.Astrología Médica
.Astrología y arte
.Miscelánea
.Primeros pasos
."No sólo de astro..."
ASTROLOGÍA ESOTÉRICA: ALQUIMIA DE LA VIDA (y II)

4.- TERCERA CLAVE: ACCION PERFECTA Y ASTROLOGÍA

En distintas corrientes iniciáticas se nos enseña respecto de la Ciencia de las Acciones Perfectas (en sánscrito Nayskarmya), las que no ligan al ejecutor a sus efectos kármicos y cuyo dominio constituye un logro supremo. Estas son las palabras de Sri Krishna al respecto en el Srimad Bhagavad Gita.

Reencontramos esta doctrina con particular belleza y claridad en las enseñanzas esotéricas de los constructores del pasado donde se explicita “El que hace se hace”. Naturalmente no se trata de hacer a toda costa y de cualquier manera sino con ciertos y determinados espíritu y actitud, que son precisamente los que aquí nos ocupan.

Esta Tercera Clave supone investigar el funcionamiento de la cooperación armoniosa de Marte y Saturno y lograrlo en uno mismo. La acción (Marte ¥) realizada con inegoísmo desinteresado y renuncia a los frutos de la acción (Saturno §) conduce a la autorestricción y autocrítica del que sabe juzgarse a si mismo (Saturno § ) y a partir de la cual se genera la acción perfecta ( ¥), la que se ejecuta como ofrenda a Dios. Esta transposición que permite pasar del heptagrama cósmico al evolutivo encierra en sí el secreto del SAMNYASA y el TYAGA, los que conducen a la acción perfecta (NAYSHKARMYA), la que es un logro supremo (Ver las palabras de SRI KRISHNA en el SRIMAD BHAGAVAD GITA).

El SAMNYASA es la acción inegoísta y desinteresada. , realizada sin pensar en sus frutos y renunciando a estos. El TYAGA es la entrega como ofrenda a la Divinidad de los frutos de la acción.

Vale la pena aclarar algo más todo esto. La perfección en obras supone y exige la acción espontánea la que surge por sí y no piensa en los frutos y en las recompensas del actuar. Para dar un primer ejemplo trivial diremos que nadie practica un deporte mejor que cuando lo hace por divertirse y no para ganar. Además, en la acción perfecta, el yo inferior separativo y egoísta está ausente, no interfiere, no juzga, no separa ni divide ni compite. Esto nos permite plena atención, plena participación, plena unidad. Es, por excelencia, el estado creativo de la mente concreta. A veces se logra plenamente este estado al contemplar arrobados una película. También sucede al escuchar un concierto u ópera que reclaman de tal modo nuestro interés que toda consideración personal está ausente y no se piensa en absoluto el obtener algo por lo que estamos haciendo. Es el acto pleno con atención plena sin separatividad egoísta. Se borran así los límites del yo y del no-yo. Pero la perfección en el obrar solo se alcanza cuando renunciamos a los beneficios y frutos logrados y hacemos de todo ello una ofrenda a Dios.

Naturalmente este caso ejemplificado es solo un primer paso hacia la Vivencia de la Unidad, experiencia iniciática por la que todos habrán de pasar, más temprano o más tarde. El camino hacia ella pasa indefectiblemente por la devoción, por la Iniciación y por la realización de disciplinas espirituales, especialmente la meditación.

De hecho aquí nos encontramos con una verdadera clave iniciática obtenida por quien habla a partir de analogías tortuosas e ideas oscuras de diversas fuentes.

 

5.- LA EVOLUCIÓN DEL NATIVO A TRAVÉS DEL RÁDIX

Uno de los errores más generalizados en Astrología es afirmar que frente a un tema natal podemos proceder sin más a la interpretación con solo informarnos previamente acerca del sexo del nativo, su nivel cultural general y socioeconómico y su estado civil. Tal suposición errónea proviene exclusivamente de postular, más equivocadamente aún, de que existen relaciones rígidas de validez universal entre las configuraciones astrales y el destino humano. Afortunadamente, por cierto, esto no es así. Digo afortunadamente pues el hecho de que similares configuraciones indiquen cosas diferentes para distintos nativos nos revela que el ser humano dispone de un margen de libre albedrío ya que el destino no es algo puramente mecánico. La experiencia muestra además, que este margen de libertad es creciente cuando el nativo desarrolla su voluntad y se eleva interiormente por medio de actitudes positivas y una progresiva espiritualización de su existencia. Es en esto donde la Astrología Esotérica entra en juego para darnos una respuesta más completa y profunda de estos problemas.

Desde luego que existe un destino, pues de lo contrario, toda consideración astrológica se tornaría simplemente absurda, pero el nivel de ese destino depende muy estrechamente de los factores evolución y voluntad que ya he mencionado.

Toda configuración astrológica en un tema natal representa per se un campo de analogías, y esto mismo, stricto sensu, es válido para cada dirección. Pero esos campos de analogías son, como la experiencia me lo ha confirmado ampliamente, campos estratificados donde las posibilidades se dan a muy diferentes niveles de acuerdo, precisamente, a la evolución y a la voluntad de cada individuo.

Lo posible para ese ser, depende no solamente de su destino, sino, además de esos factores que, en definitiva, actuaran decisivamente graduando ese destino y colocándolo en el nivel que le corresponde. Vemos que aquí reencontramos la vieja terna Providencia-Voluntad-Destino. Es lógico que sea así. Fabre D'Olivet, quien estudió extensamente esta cuestión desde un punto de vista no astrológico, escribió al respecto: "El Hombre no es ni animal ni inteligencia pura, es un ser situado a mitad de camino entre la materia y el espíritu y llamado a ser un nexo entre el Cielo y la Tierra", agregando luego: "El Hombre esta situado por arriba del Destino... y por abajo de la Providencia... El reino humano es la voluntad eficiente y mediatriz ubicada entre esas dos naturalezas para servirles de nexo, de medio de comunicación y reunir dos accionares, dos movimientos que serían incompatibles sin él".

De hecho, ignorar los factores mencionados supone para el astrólogo caer en el error o, lo que es peor aún, en el ridículo. Mi propósito en este punto es extenderme en el análisis de estas fases básicas y esenciales de toda interpretación, sintetizando así la experiencia recogida por mí en más de cuarenta años de práctica astrológica.

Comencemos pues con el primer factor de los considerados, que es LA VOLUNTAD.

En los Evangelios leemos "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad." Estoy persuadido que tales palabras constituyen el enunciado de un precepto oculto, de una verdadera Ley de la Vida, cuando se las interpreta correctamente. Aquí "buena voluntad" no significa una actitud bonachona y complaciente, sino una tenacidad de hierro que resulte verdaderamente inquebrantable, una voluntad heroica que se traduce en obras. Todos podemos llegar a tener una tal voluntad si nos esforzamos para ello pero, es indudable, que determinados factores horoscópicos favorecen grandemente tal propósito.

En primer lugar, todos hemos podido apreciar como los nativos en cuyos temas predominan netamente los astros en signos de tierra y fuego, el factor voluntad y tenacidad se desarrolla espontáneamente. Si tales temas natales no son demasiado inarmónicos el nativo poseerá bien pronto en la vida una férrea voluntad y, además, una especie de coraza que les permite resistir golpes del destino que destruirían a otros. Incluso es dable observar que direcciones temibles que acarrearían graves males al común de los mortales, se convierten para ellos en fuente indirecta de bienes. Su perseverancia es tal que, unida a esa coraza de que están dotados, les permite siempre saber esperar trabajando duro para finalmente cosechar donde para otros solo quedarían ruinas y lamentos. Si la componente de deseo y ambición esta presente no debe extrañarnos que estos seres se eleven materialmente en la existencia, máxime si disponen en su tema de un Marte fuerte que les dé capacidad de realización.

Como detectar esta componente de deseo y ambición? La respuesta es conocida: por un lado las casas angulares y por otro los signos cardinales deben ser importantes, pero esto no es todo. Hace falta perseverancia y tenacidad (lo que correspondería aproximadamente a la "durée" de Henri Bergson) y esto se halla muy ligado a los signos fijos, especialmente Escorpio y luego Tauro.

Resulta de la mayor importancia considerar adecuadamente la componente de deseo sobre la que resulta imprescindible extenderse como preámbulo para tratar el problema de la evolución del nativo. Esta componente de deseo comprende la totalidad de los niveles en que puede desarrollarse la existencia humana, pues abarca desde lo más burdo y carnal hasta el más sublime impulso de acercamiento a Dios y de servicio al mundo.

Los santones que predican la muerte del deseo son, o bien hipócritas o bien tontos, pues el deseo es una componente esencial e ineludible de la vida. Ya hemos dicho que el deseo es la esencia misma de lo que se designa como Karma. Lo que cuenta es la naturaleza de este deseo en cuanto a nivel pero también su intensidad.

Esto último por cuanto, como señalaba acertadamente Charles Carter, la naturaleza dotada de fuertes deseos llega a ser en las personas con cierto grado de evolución, voluntad consciente. En definitiva, y como se dijo, lo que debemos tener ante todo en consideración es la naturaleza y elevación de los deseos que predominen, y esta premisa obvia, nos conducir luego a una definición precisa del concepto "evolución del nativo".

Astrológicamente el deseo se halla ligado básicamente a Venus, Marte y también a Urano como señalaron adecuadamente Wemyss y el mismo Carter. Especialmente importante en este sentido, es la conexión de estos astros (en los casos notables por la intensidad de los deseos) con los grados 8 y 9 de Escorpio y Tauro, como también los grados 28 de los signos fijos y los grados 11 de los signos cardinales.

El problema es que no solo de pan vive el hombre. Un nativo como el descrito antes, con un fuerte Marte y un predominio absoluto de los signos de Fuego y de Tierra tendrá sin duda una gran voluntad, pero también una completa insensibilidad frente a las cosas buenas y bellas de la vida (debido a que carecen del elemento Agua en su tema natal).

La carencia del elemento Aire le marcará con una rigidez intelectual excesiva. Estas características no corresponden a un ejemplar ideal de la especie "homo sapiens", por más que la voluntad y la perseverancia sean muy destacables.

Alan Leo fue el primero en señalar explícitamente que ante ciertos nativos las reglas rígidas de interpretación fracasan, y el mismo captó con claridad la razón de estos fracasos. En el prólogo de su obra "El Horóscopo Progresado" lo expresa lúcidamente, relacionando el problema con la existencia de dos tipos de astrólogos, los exotéricos y los esotéricos. Los exotéricos son decididamente fatalistas y para ellos el destino humano es algo mecánico e inmutable. Basta esto para asegurarles en definitiva el fracaso en Astrología, pues olvidan de considerar dos hechos básicos en conexión precisamente con el destino. En primer lugar la vida tiene un sentido que ellos olvidan y ese sentido es el mejoramiento y la elevación interior del ser humano en pos de la Gran Meta que constituye el sentido último de la vida. Hay un destino basado en un Principio de Justicia que establece que el ser humano cosecha lo que ha sembrado y pasa por las experiencias que necesita a lo largo no de una sola existencia, sino de muchas. La enseñanza esotérica tradicional afirma sin embargo bien claramente como se dijo al comienzo que el sufrimiento de cualquier género llega al hombre no como castigo, sino como medio poderoso de purificación.Es menester entender que no tiene sentido el castigo en si mismo sino como medio poderoso de purificación y elevación. Y, de paso, renunciar para siempre a tosa las ideas absurdas, siniestras y antitradicionales relativas al infierno y a la condenación eterna...Estas concepciones están encaminadas exclusivamente a mejor dominar y manejar a los tontos.

El principio de Justicia al que nos hemos referido, establece que esos sufrimientos pueden ser obviados haciendo al hombre capaz de controlar su destino mediante sus acciones rectas y, por sobre todo, mediante su actitud interior.

A la luz de estas verdades todo fatalismo se torna despropósito pues admitir un destino inmutable es como admitir una casualidad: ambas actitudes niegan al Amor y a la Justicia como Principios Rectores del Cosmos.

El otro factor que olvidan los fatalistas es que la Providencia no se halla en el horóscopo, sino por encima de él. Ya lo dijo magníficamente hace siglos el gran astrólogo y astrónomo danés Tycho Brahe: "Las estrellas guían el destino de los hombres, pero Dios guía a las estrellas". Y aquí entramos de lleno en el aspecto evolución, no sin comparar antes al destino humano con un largo tubo en espiral que debemos recorrer a lo largo de los eones. En sus comienzos ese tubo es estrecho y rígido para el ser primitivo y burdo, que comienza el recorrido y que está por completo sometido a sus emociones y pasiones inferiores. Pero ese tubo se ensanchar progresivamente y se volverá flexible para el nativo que espiritualice su existencia, subordinando más y más su naturaleza inferior a los principios superiores de bien común y elevando su actitud interior.

A esto se refiere precisamente la Tradición Esotérica, cuando nos enseña que los efectos kármicos que podríamos denominar mecánicos son la primera de dos categorías. Estos son los que se reflejan en el tema natal. Pero cuando el ser humano espiritualiza su existencia por medio de sus esfuerzos evolutivos, loe efectos kármicos a experimentar pasan a ser dirigidos por un Poder más alto y el tema natal comienza a funcionar en una forma totalmente diferente a la que normalmente se considera. Sobre este tema nos hemos extendido largamente en escritos inéditos que pronto esperamos dar a conocer.

A esta altura podemos entrar ya de lleno en una definición de evolución en función de la naturaleza de los deseos del nativo. Bien entendido, aquí no se trata de una opinión o filosofía personal respecto de la existencia, sino de hechos experimentales.

Sin embargo, existe un riesgo al describir las configuraciones que señalan en el rádix la alta o baja evolución, y es que alguien se sienta herido y pierda por ello la necesaria objetividad y serenidad, pero eso sería por otro lado la prueba indudable de que lo que afirmo no está desencaminado. A la investigación profunda de este asunto, dedicó sus últimos días el Profesor Carlos Reichelt.

Continuando su obra, hemos de presentar aquí algunos de sus resultados y de los nuestros propios con algún grado de detalle. Como hemos anunciado, vamos a definir la evolución de un ser humano en función de la naturaleza del deseo, tomando, además en cuenta la capacidad de autocrítica y de autorestricción, como también su abnegación, altruismo y capacidad de sacrificio en aras del bien de los demás.

Diremos simplemente que evolución de un nativo es la medida de la sujeción de los impulsos de su naturaleza inferior a los móviles y finalidades de su naturaleza superior . Los deseos predominantes nos indican en un nativo, cual de las dos naturalezas predomina , si la superior o la inferior.

Dos son los índices principales de predominio de la naturaleza inferior, a saber: las emociones inferiores (muy ligados al signo de Cáncer) y la voluntad de poder egocéntrico (ligado al signo de Leo). Es una regla que casi no tiene excepciones, que los temas natales que presentan tres o más astros en al arco Cáncer-Leo corresponden a nativos de escasa evolución, con fuerte componente emotiva y/o de dominación, es decir, almas jóvenes que aún deben recorrer un largo trecho para llegar a las cumbres de la perfección humana.

Otro índice grave en cuanto a la inmadurez del alma, son las conjunciones de maléficos, las que siempre constituyen una inarmonía celeste que refleja las inarmonías terrestres de los individuos que bajo ellas nacen.

Muy cierto es, que no se es como se es porque se nació bajo determinado cielo, sino que se nació bajo ese cielo o momento cósmico porque uno es así.

Particularmente peligrosas y reveladoras son algunas de estas conjunciones a las que me referiré acto seguido. Por supuesto la valoración completa de ‚estas y de cualquier otra configuración en un tema natal dado, exige el empleo de la Teoría de las Determinaciones de Morin de Villefranche. Aquí solo daremos indicaciones generales sobre la naturaleza de tales influencias.

En primer lugar tenemos la conjunción de Marte y Neptuno. Normalmente esta revela una fuerte componente de naturaleza paranoica, que no solo es peligrosa para el nativo, sino también para quienes lo rodean. El sujeto se aleja más y más de la realidad, se cree dotado de un talento genial del que por lo general carece, y de una capacidad de realización que va mucho más allá de sus posibilidades reales. Como su seguridad es impactante, alcanza a convencer a algunos o muchos de los que lo rodean y termina por desmoronarse junto con sus incautos seguidores. Recuerden los casos típicos de Napoleón y de Guillermo II.

Otra conjunción indicación de escasa evolución es la de Marte-Urano. El grado de egoísmo y de violencia es tan superlativo, que toda forma sincera y real de espiritualidad o altruísmo fraterno les está vedada a estos nativos, dominados por su egocentrismo.

Especialmente peligrosa (aún cuando la Luna sea benéfica) es la conjunción Luna -Neptuno. Una persona con esta configuración, siempre revela deshonestidad en sus procederes. Estos nativos resultan así, por excelencia, gente indigna de confianza.

Así podríamos ir revistando otras configuraciones que no abarcan solamente conjunciones desfavorables, sino también, y muy especialmente, las aflicciones de la Luna y de Venus por los maléficos, especialmente Marte y Saturno. Recuérdese que la Luna y Venus se hallan ambas muy ligadas a las emociones y a los sentimientos. Como consecuencia sus aflicciones por maléficos delatan fallas serias en este orden de cosas, y suelen ser índice de crueldad, violencia o al menos de pasiones incontroladas.

Pasemos ahora a enunciar un principio que generalmente se silencia, pues su sola mención suele provocar violentas reacciones. Les recuerdo al respecto mi pedido anterior de serenidad y juicio ecuánime.

Como afirman los Upanishads, textos sagrados de la India, existen dos fases en todo ciclo cósmico. Una primera fase es el Pravritti, que corresponde a la manifestación y expansión, y una segunda fase es el Nivritti, correspondiente a la retracción y reintegración. La primera fase de expansión consiste, básicamente, en "alejarse del Cielo para conquistar la Tierra" y corresponde en el Zodíaco a los seis primeros signos. La segunda fase o Nivritti corresponde al llamado "Sendero de Retorno", es decir una etapa superior reintegratoria de más alto nivel evolutivo.

Pues bien, es dable observar fácilmente que en los nativos con amplio predominio de astros en los primeros seis signos del Zodíaco, el vuelo espiritual es mucho más restringido que en aquellos donde predominan los astros en la segunda mitad del Zodiaco. Bien entendido, esta regla tiene también sus excepciones que detectaremos por medio de un análisis cuidadoso del tema natal.

De todas formas hay un principio de validez en lo que acabo de exponer, dado que en el primer caso (o sea cuando los seis primeros signos se hallan más ocupados en un tema) el nativo se halla mucho más aferrado a la materia (sin que esto implique negar sus eventuales cualidades morales o su inteligencia). Tómese por ejemplo el caso de Sigmund Freud, quien sin duda era un individuo de genio, pero sumamente limitado espiritualmente. En este caso, con excepción de Marte y Neptuno, todos los astros se hallaban en el arco Aries - Tauro - Géminis.

Corresponde ahora analizar las señales de alta evolución en un tema natal. Pero antes de ello debo hacer una advertencia, pues es frecuente hallar horóscopos en que se encuentren elementos contradictorios en lo que hace a juzgar la evolución del nativo.

Aquí deberemos juzgar el grado de madurez del alma de acuerdo a la cantidad e importancia de las indicaciones en uno u otro sentido. Será bueno comenzar revistando las pautas de evolución desde un punto de vista al que me animaré a calificar de "psicoanalítico". Sin embargo, no solo no deseo exagerar la importancia de este punto de vista al que considero muy relativo en su valor (y carente totalmente de una componente trascendente) sino que, además, deseo poner en guardia al publico astrológico contra ciertos excesos que tienen lugar en relación a estas nociones. Tal vez lo más sensato aquí¡, es encarecer la lectura de las obras de René Guénon, especialmente su artículo "Tradición e Inconsciente" (reproducido en el tomo "Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada") como también el capítulo XXIV titulado "Los desmanes del psicoanálisis" de su magistral obra "El reino de la cantidad y los signos de los tiempos". La lectura de esas páginas podrá, tal vez, disipar las brumas en que se mueven algunos colegas totalmente ignorantes de las raíces espirituales y metafísicas de nuestra Ciencia Astrológica. Al mismo tiempo será oportuno y provechoso advertir a quienes juegan con fuego que les convendría dejar de hacerlo...

Desde el punto de vista de la evolución del nativo, no cabe duda que el aspecto de las teorías freudianas que revista mayor importancia es el Superyó en cuanto a su relación con la conciencia y funciones normativas del individuo. Este Superyó es, precisamente, el componente del aparato psíquico hipotético de Freud, donde hallaremos este "órgano ejecutivo" de la conciencia (sin ser por ello idéntico a esta última como ha señalado Igor Caruso). En el Superyó hallamos las pautas de conducta social a las que se ajusta el individuo y desde el punto de vista de la evolución, la situación ideal se produce cuando el Superyó reconoce el carácter trascendental de los objetivos finales de la existencia humana y relativiza al Yo como factor instintivo. Existe una estrecha correspondencia entre el Superyó y la Casa X del tema natal. Él "ello" o Id freudiano (es decir, el bagaje instintivo e innato como impulso vital) deber ser juzgado a partir de la Luna (clásica significadora de los instintos y sentimientos) y por la Casa I del tema a la que podría sintetizarse muy bien en sus significados como la de la "expresión vital" (tanto en lo externo como en lo interno).

Resulta de la más grande importancia desde el punto de vista de la evolución un análisis cuidadoso de la Casa X, pues allí hallaremos indicaciones muy valiosas sobre la escala de valores del nativo en cuanto a su actitud ética y social y en lo relativo a la incorporación de valores trascendentes en esa escala.

En este esquema del aparato psíquico el Yo está adecuadamente representado por el Sol en cuanto a sintetizador y regulador de la conducta y actividad.

Sin embargo, repetimos, las teorías freudianas son solamente teorías y marcadas además -como afirma con razón Guénon- con un sello innoble y repugnante que permite intuir la oscura naturaleza de lo que se mueve tras la turba de movimientos psicoanalíticos.

Hay otros varios factores en un tema natal que pueden servir como indicios claros del grado de evolución del nativo. Uno de ellos es bien conocido. Me refiero a los buenos aspectos de Júpiter y de Saturno, los que siempre reflejan mesura, equilibrio, autocrítica y autorestricción.

Los aspectos disonantes de estos astros (incluyendo a la conjunción), señalan lo contrario en cuanto a excesos que suponen o acarrean problemas en la vida.

De marcada importancia como configuración indicadora de alta evolución de un nativo, es el hecho de que los planetas transaturninos (Urano, Neptuno y Plutón) se hallen por encima del horizonte en un tema natal.

Como auténtico Maestro de la Astrología, el Prof. Reichelt no era ni podía ser un fatalista. Muy por el contrario, imbuído en la más elevada filosofía espiritualista, su recomendación constante hasta el último momento fue que se estudiara la Astrología con una perspectiva esotérica y metafísica, pues solo así se lograrán descorrer los velos que nos impiden contemplar el sentido último de nuestra venerable y querida Ciencia Astrológica.

Volver>>  
.
.
.
webmaster@astro-campus.com
.
.