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ASTROLOGÍA & VAMPIROS (III)

El aspecto Venus - Plutón

Astronómicamente parece que no hay muchas semejanzas entre Venus y Plutón. Sin embargo podemos encontrar algunas analogías. Físicamente Venus está rodeado de una gruesa capa de nubes que impiden ver la superficie del planeta. No obstante, las sondas enviadas y el análisis de los radiotelescopios indican una frecuente actividad volcánica. Las sondas Venera 15 y 16 registraron la existencia de numerosos cráteres producidos por los volcanes.Además, son los únicos dos planetas del sistema solar que giran sobre su propio eje al revés que los demás. En Venus y en Plutón, el Sol sale por el oeste y se oculta por el este.

La ligadura entre ambos planetas es más profunda de lo que creemos.

Los vampiros han pasado por toda forma de representación: han sido hombres, mujeres, niñitos, ancianos, animales, alienígenas, dibujos animados y quien sabe que más.
Hay algunas mujeres que aspiran a ser “vampiresas”. Hollywood ha tenido mucho que ver con esto. Muchas se identifican con la “femme fatale” comedora de hombres. Se dedican desmayadamente al ocio y al placer, y de alguna manera han logrado modificar la imagen femenina dominada por la ideología machista. Puede que estas vampiresas de la vida real, sinteticen el aspecto Venus/Plutón desde el punto de vista del comportamiento social.

Detengámonos ahora en el análisis del aspecto entre ambos planetas, sin entrar en mayores detalles en cuanto al tipo de relación. A priori un aspecto duro (conjunción, cuadratura u oposición) generará una tensión mayor que un aspecto blando (trígono y sextil). A veces no es necesario que efectivamente estén aspectados. Una carta con preponderancia plutoniano/venusina también habilitará la temática Amor – Muerte.
La persona con esta estructura energética tiene dentro de sí a La Bella y a La Bestia. Lo delicado y lo intenso. La belleza y el horror. La entrega y el poder. Como con todo aspecto, el aprendizaje consiste en hacer una alquimia entre ellos.
Pero lo más habitual es quedarse en un polo y proyectar el otro, sobre todo en la oposición.
Identificada con Venus, la persona huye del “monstruo”, pero sistemáticamente tropieza y queda a su merced. (O huye de un monstruo para caer en los brazos de otro). Puede sentir que si se abre afectivamente puede ser destruida. Por eso le cuesta entregarse, aunque puede ser muy seductora. Tiene un doble movimiento: inconscientemente se abre ante lo que teme, pero esto es rechazado conscientemente. Vive la tragedia de anhelar algo que en el fondo no quiere que suceda.
Si la persona está identificada con Plutón, querría dominar y someter a alguien delicado y frágil. Se siente un monstruo, y le parece imposible que alguien pueda amarlo. Necesita descubrir su “fealdad” pero teme ser rechazado al hacerlo. Sería un gran avance para el lado plutoniano darse cuenta que esto revela su gran vulnerabilidad; como así también apreciar de qué modo el lado venusino manipula al “poderoso” desde la atracción y la seducción.
Para empezar a resolver esta dicotomía habría que investigar cómo las relaciones afectivas generan un juego de poder y un control mutuo. El camino de la transformación consiste en integrar el lado oscuro, cosa que en este caso sólo puede hacerse a través del vínculo amoroso. La sombra imposible de aceptar en uno es traída por el otro. El tema es descubrir que uno es más “monstruoso” de lo que creía… o más vulnerable, según donde esté posicionada la conciencia.

A fin de cuentas, amar implica morir.
Pero es el amor narcisista el que muere, pues un amor verdadero implica la transformación total de la vida. Este proceso transformador puede verse claramente en el “Drácula” de Coppola.
Mina Murray, la casta educadora victoriana, tropieza “accidentalmente” con las láminas de un libro similar al Kamasutra. Se ve ofendida y escandalizada por las imágenes, aunque su risa nerviosa junto con la de Lucy Westenra trasluce su fascinación por ellas. La intensidad, por decirlo de alguna manera, aún está muy lejos de su conciencia.
Tras su encuentro con el Príncipe Vlad (que si recuerdan, de Azul sólo tiene los lentes), Mina queda fascinada por su poder para dominar a las bestias, y con el corazón latiéndole fuerte se anima a acariciar insinuantemente el pelaje de un lobo salvaje. Ella ha hecho el primer contacto con su bestia interna.
Al final de la película, completamente vampirizada, primero besa y luego da muerte a su amado (aún con rasgos monstruosos) para así liberarlo de su insoportable inmortalidad. Ha comprendido su otro lado, no proyecta más, se ha transformado en una Venus – Plutón absoluta.
Vimos como el lado identificado con Venus va incorporando “dosis” cada vez mayores de Plutón hasta transformarse en Venus – Plutón.
El lado identificado con Plutón, Drácula, comienza como un desolado monstruo en un tenebroso castillo, reptando por los muros y sacrificando bebés. Venus ha quedado lejísimo de su conciencia.
Cuando Mina relata su visión (digamos, desde una vida pasada) del hogar natal del Conde, a éste se le nublan los ojos de la emoción. Ha conectado con un punto sensible en su alma. Al final, sólo el amor total consigue redimirlo (y transformarlo), entregándose y renunciando a su vida anterior como inmortal.
Ahora vemos que el lado identificado con Plutón va incorporando “dosis” cada vez mayores de Venus hasta transformarse en lo que siempre ha sido: Venus – Plutón.

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