Astro-Campus
Todos los artículos de este autor
.Listado de artículos
.Listado de autores
.General
.Astropsicología
.Astrología Electiva
.Astrología Kármica
.Astrología Mundana
.Astrología Horaria
.Planetas
.Signos
.Partes, nodos, asteroides y
otros puntos
.Casas, cúspides y ejes
.Aspectos y configuraciones
.Técnicas
.Astrología de otras culturas
.Aforismos, grados y decanatos
.Astrología Médica
.Astrología y arte
.Miscelánea
.Primeros pasos
."No sólo de astro..."
EL HECHO ASTROLÓGICO, DE LA FÍSICA CUÁNTICA A LA ESPIRITUALIDAD; DIFERENTES HIPÓTESIS ACERCA DE CÓMO FUNCIONA LA ASTROLOGÍA (IV)

CONCLUSIONES
Una hipótesis para cada nivel

Según la sabiduría perenne (el núcleo de las grandes tradiciones de sabiduría de todos los lugares y todas las épocas), la realidad está compuesta de varias dimensiones o reinos (como la materia, la vida, la mente, el alma y el espíritu).
Son realmente abismos cualitativos los que los separan, abismos que sólo pueden ser salvados gracias a la conciencia. Estos abismos son los que se despliegan entre los diferentes niveles de la realidad.
El primero de ellos es el que aparece entre la "nada" y la materia inanimada. Tal como se preguntaban los filósofos eleatos: ¿por qué existe algo, más bien que nada?. Desde el punto de vista estadístico, las posibilidades de que "algo" exista es exorbitantemente mínima. Pero aquí estamos, después de todo.
El segundo abismo corresponde al que se despliega entre la materia animada y la inanimada. ¿Como puede explicarse el misterio de la vida? Difícilmente lo haremos si apelamos a un azar imposible de relaciones atómicas y moleculares que químicamente crean vida a partir de lo inerte.
El tercer abismo corresponde al despertar de la autoconciencia, el movimiento reflexivo propio del ser humano que da cuenta del fluir de la propia conciencia. ¿Cuándo y cómo surge esta capacidad? ¿Como puede adquirir conciencia de sí mismo un guiñapo palpitante hecho de sangre y de carne?.
El cuarto abismo es el que separa la autoconciencia de la iluminación. Dicho en otros términos, el pasar de la conciencia individual a la conciencia universal y vivir en ese estado.
La idea es que, en realidad, no sólo existen dos reinos estrictamente separados (la materia y el espíritu), sino cuatro o cinco reinos sumamente imbricados. Desde el punto de vista de la filosofía perenne, el dominio más elevado es el fundamento "no-dual" de todos los demás, de modo que el espíritu último está más allá de todos los dualismos. A medida que el Uno (mejor dicho, el no-uno, no-dos) se transforma en muchos, se van generando los diversos dualismos.

Como hemos visto, el hecho astrológico puede comprenderse desde el punto de vista de los diferentes niveles de realidad. ¿Y hasta donde llega?. Podemos decir que araña lo divino, en el sentido que es una vía regia para conectarnos con niveles más y más profundos de realidad.
Ahora bien, cada nivel superior no puede explicarse en términos del nivel inferior. No podemos explicar las interacciones culturales que genera el lenguaje apelando a la biología, ni los instintos biológicos de las criaturas apelando a la ley de gravedad de Newton.
Y viceversa, los símbolos (el lenguaje) no crean las esferas materiales pero sí las esferas mentales. De hecho, los niveles mentales superiores "son" símbolos.
Asimismo, difícil es explicar las sincronicidades astrológicas en términos de interacción cuántica de partículas o sopesar las identificaciones arquetípicas (vía carta natal) de una persona en base al gradiente lumínico de los planetas.
A partir de La Gran Cadena del Ser (la estructura de niveles de realidad definida por la filosofía perenne), podemos desarrollar una estructura con diferentes niveles de fundamentos astrológicos, teniendo en cuenta los niveles de realidad a los que nos referimos. (ver Figura 3)


Figura 3

Como hemos venido analizando a través de las diferentes hipótesis, el hecho astrológico puede fundamentarse de maneras muy diferentes. La Gran Cadena puede ayudarnos a ordenar de forma sintética estas diferentes hipótesis.

El nivel físico
El nivel más básico de la realidad es el que comprende a la materia, los objetos que pueden tocarse y medirse cuantitativamente.
La física causal de Newton y la física cuántica acausal son las más adecuadas para brindar explicaciones a este nivel. La holografía también trata con frecuencias del reino de la física, así que estaríamos percibiendo la Astrología con el "ojo de la carne".
Interpretar a la Astrología desde sus fundamentos más básicos es la manera más segura de recortar su potencial y de simplificarla salvajemente, cayendo en el reduccionismo típico de las ciencias duras al desentenderse de otras formas más englobantes de comprensión. Si bien toda investigación al respecto es bienvenida, me parece que la virtud principal de la holografía y la mecánica cuántica radica en su capacidad heurística y en su potencial metafórico.
Advirtamos también que estaríamos percibiendo la realidad astrológica casi exclusivamente desde el cuadrante del Ello, renegando de un 75% de "verdad".
En este ámbito lo más prometedor que intuyo son las investigaciones con respecto a la influencia de la conciencia en los resultados de los experimentos físicos, pero ese tema lo tocaremos dentro de unos momentos.

El nivel biológico
A nivel vida y cuerpo (el segundo eslabón de la Gran Cadena) la Astrología puede llegar a fundamentarse gracias Rupert Sheldrake y su teoría de los campos morfogenéticos y la resonancia mórfica, por la cual habría ciertos patrones invisibles que dirigen todas las formas vivas. El astrónomo Percy Seymour teoriza sobre un proceso de sensibilización del sistema nervioso fetal por la resonancia de un campo geomagnético, mientras que el astrólogo Demetrio Santos apela al efecto del gradiente de luz planetario sobre los seres vivos.
Bruce Scofield sugiere un modelo astro-biológico de desarrollo humano, basado fundamentalmente en el concepto de impronta del etólogo Konrad Lorenz. Scofield cree que los factores ambientales (sobre todo los ciclos circadianos y circanuales) generan una impronta (un patrón de conducta innato) que se fija a lo largo de diferentes períodos de tiempo. Las cambiantes propiedades del campo electromagnético serían coincidentes con cierta periodicidad biológica de cada ser.
Si bien ahora "subimos un nivel", evidentemente estas teorías dejan muchos agujeros pues sólo podrían explicar a la astrología genetlíaca, siendo incapaces de responder a la astrología mundana y horaria, por ejemplo; ellas no pueden aplicarse a entes no biológicos como una empresa, un país o una pregunta.
En todo caso, si existen influencias planetarias a nivel biofísico estas no dependen tanto de la Astrología como de la cosmobiología.


El nivel psíquico

El tercer nivel es el de la mente, comprende una realidad a la que podemos acceder con el "ojo de la razón", aquella compuesta de conceptos, imágenes, símbolos y fundamentalmente de lenguaje. Como dice Jung, "al igual que una planta produce sus flores, la psique crea sus símbolos". Advirtamos que no nos referimos a diferentes percepciones de una misma realidad sino a realidades ontológicamente diferentes. Para el ojo de la carne lo real son los objetos físicos cuantificables, mientras que para el ojo de la razón lo real son los conceptos y símbolos cualificables.
Aquí la fundamentación del hecho astrólogico tiene que ver con su capacidad de simbolización y con su intrínseca estructura lingüística. Sólo en este nivel es donde la interpretación astrológica tiene lugar, ámbito de la hermenéutica, la introspección y la posibilidad de vincularidad real entre sujeto y sujeto (antes era entre sujeto y objeto). Creo que es en este nivel mental donde los astrólogos hacemos el mayor uso (y abuso) operativo de la Astrología. Cada libro que se ha escrito al respecto se ha hecho con el ojo de la razón, y su enseñanza y aprendizaje (salvo excepciones) se apoya casi completamente en este nivel mental.
En cuanto a los fundamentos astrológicos, la semiótica, el simbolismo, algunas escuelas de psicología y otras ciencias hermenéuticas serían las más adecuadas para interpretarlos. Tanto la sincronicidad junguiana como la razón matricial de Guinard se situarían en el límite superior de este nivel mental, pues es el momento en que el sentido y el significado comienzan a atraer la conciencia transformándose en un nuevo centro de gravedad. Cuando gracias a su capacidad de razonar el individuo comienza a a inquirirse acerca del significado de la existencia, se abre a los niveles transpersonales del alma y del espíritu.

El nivel sutil
En los dominios del Alma nos manejamos con una Astrología mucho más sutil. En este plano de realidad, el lenguaje, el pensamiento y el ego se ven superados y trascendidos (pero sin ser negados). Es en este nivel donde se abre el ojo de la contemplación y donde se manifiestan fenómenos paranormales, experiencias extracorporales y de iluminación, visiones de seres angelicales y guías arquetípicos que encarnan cualidades que forman parte de nuestro ser más profundo.
Aquí la razón le cede el paso a la intuición, entendida como un insight súbito, independiente de cualquier proceso intelectual racional y a menudo peleado a primera vista con la lógica. La psique humana absorbe mensajes "de arriba" a través de las intuiciones, así como a través de las sensaciones absorbe mensajes del nivel físico; para luego integrarlos en un todo cuerpo-mente-alma. . Los símbolos astrológicos transfieren la energía psíquica de una forma inferior a otra superior.
Este contacto con lo sutil se vehiculizaría gracias a los arquetipos trans-mentales que la Astrología nos acerca, en una forma de cognición superior que puede evocarse meditando en el Vacío central del mandala de una carta natal, percibiendo nuestra Esencia Arquetípica y siendo nuestro ego absorbido en ella. Es el momento en que podemos desenfocar nuestra mirada/conciencia al estilo de los guerreros samurai cuando emplean la visión kan, y así acceder a la verdadera esencia de las cosas.
El Logos matricial, de la cual la Astrología es una de sus posibilidades, preexiste a toda toma de conciencia, y no sería sino una organización arquetípica superior que se imprime sobre cada uno de los niveles inferiores, del mental al físico.
El hecho astrológico se fundamentaría aquí en la realidad psíquica y "sobrenatural" de la existencia y en su relación con los surcos arquetípicos colectivos, heredados, inconcientes -tanto prepersonales como transpersonales (5)- simbolizados por los mismos operadores astrológicos.
A partir de este momento, el Sí mismo, el arquetipo de la carta natal y la Astrología misma se ven trascendidos, pues llegamos al reino del espíritu.

El nivel último no-dual
En verdad, no podría haber ningún yo que "llegue" al reino del espíritu, pues aquí no existe diferenciación entre uno y el todo. Nadie está llegando a ningún lado, porque de repente Uno estuvo siempre en todos lados.
Todas las formas y matrices arquetípicas vuelven a la Fuente, ésta es la trascendencia total donde no hay micropartículas, ni hologramas, ni criaturas, ni ego, ni Dios, ni Astrología. No hay nada a excepción de la Conciencia Pura.


El misterio de la conciencia

Como hemos visto en cada una de las etapas de nuestro viaje, siempre la conciencia ocupa un papel esencial.
Los últimos diez años del siglo XX fueron definidos como la década del cerebro por la comunidad científica. Muchos creyeron que estaban muy cerca de la solución de uno de los más grandes misterios con los que se enfrenta la ciencia: ¿qué es la conciencia?. Sin embargo, aunque desplegaron ante nuestros ojos espectaculares imágenes en 3d del interior de un cerebro en funcionamiento, no lograron explicar los mecanismos neuronales del pensamiento y de la conciencia.
Como ocurre generalmente en el ámbito de las ciencias duras, han reducido toda la complejidad de la conciencia a los datos registrados por el cuadrante del Ello, ignorando la verdad propia de los otros tres y proyectando la totalidad de la psique en el soporte material del cerebro. No es que lo que están descubriendo no sea verdad, pero es una verdad a medias… mejor dicho "a cuartos".
Algunos físicos son tan reduccionistas que definen la conciencia como materia… pero sutil. El Dr. Geoffrey Chew dice que la conciencia se relaciona íntimamente con los fotones débiles, y resulta sugerente cómo la metáfora de la holografía y la "luz de la conciencia" se hacen casi literales para uno de los popes de la física cuántica.
También vimos que en el nivel más básico de la realidad, el de la materia inerte, los físicos discuten si la conciencia del observador puede modificar la observación o no.
El matemático y filósofo David Chalmers dice que debemos tratar a la conciencia como un aspecto irreductible del universo, como lo es para los físicos el tiempo, el espacio y la masa. Según él, no es que la conciencia sea consecuencia de la materia ni la materia fruto de la conciencia, sino que ambas son en esencia "información".
La realidad puede estar generada a partir de la interpretación de información. Formaríamos parte de un infinito complejo informacional sujeto a la libre interpretación, esto es, a la búsqueda de patrones reconocibles dentro del flujo de "datos" que genera a la vez mucha más información. Cuanto más compleja es la información que se procesa, más lo es la vida conciente. Pero eso no impide que existan formas de procesar la información mucho más primitivas, como las piedras. La conciencia siempre es gradual. Guinard diría que tal procesamiento de información se hace en base a la matriz astral.
Para Chalmers, si bien sos dos cosas diferentes, no hay conciencia sin cerebro; mientras que para el psiquiatra Stan Grof hay estados de conciencia que parecen existir independientemente del cuerpo y los sentidos físicos (parapsicología, LSD, tanatología, estados holotrópicos, etc.)
Tenemos que evitar caer en la dicotomía mente/cerebro y por qué no, encarar el tema desde la perspectiva de la filosofía perenne. Después de todo, lo que da cuenta de la evolución de la materia al espíritu no es otra cosa que la conciencia, el hilo de oro que une las perlas de cada nivel de realidad.
A nivel físico estamos hechos de estrellas, a nivel psíquico nos reflejamos simbólicamente en ellas. La ciencia refleja objetivamente lo que ve, mientras que la Astrología lo hace simbólicamente. Ciencia y Astrología son dos formas complementarias de reflejar la realidad.

Llegados a la esfera psíquica y sutil, la conciencia por fin se pregunta por ella misma. Pero no es posible llegar a este nivel si de alguna manera el cielo exterior no se ha erigido en nuestro interior. De acuerdo a la respuesta que ella misma se da, este cielo exterior se materializará simbólica y literalmente por medio de los arquetipos. Los veremos a nuestro alrededor en los vínculos que forjamos; con suerte en la propia sombra que negamos y que aparece como un daimon personal, como destino propio y colectivo.

La carta natal ofrece un significado del yo personal y único en relación a un contexto cósmico, y la Astrología está capacitada para permitir una gradual apertura de conciencia: Dios duerme en la piedra, sueña en la planta, despierta en el animal y sabe que está despierto en el hombre.

Como la definía la astróloga Marcia Moore: Conciencia es aquel factor mediato a través del cual el Uno llega a ser muchos con el objeto de que los muchos al mismo tiempo puedan magnificar al Uno. Este es el punto de equilibrio entre las polaridades dinámicas de cuya interacción todas las cosas llegan a nacer. Espíritu y materia, alma y cuerpo, yo y los otros; los opuestos quedan a un lado, absolutos metafísicos que retroceden como el horizonte. Solamente pueden encontrarse y ser reconciliados en la conciencia del individuo.

Todo aquello de lo que somos concientes es asociado al "yo" por intermedio de la conciencia. Jung decía: "Cuando nos preguntamos por la naturaleza de la conciencia, el hecho -maravilla entre maravillas- que más profundamente nos impresiona es que apenas se produce un acontecimiento en el cosmos, se crea simultáneamente y se desarrolla paralelamente una imagen de él en nosotros, convirtiéndose así en conciente. Ser conciente es percibir y reconocer el mundo exterior, así como al propio ser en sus relaciones con éste mundo exterior. Ésto último significa reconocerse a sí mismo en su ambiente".
Este sí mismo, centro de la conciencia, es un yo que puede ir abriéndose al espíritu a partir de identificaciones y desidentificaciones sucesivas.
La conciencia es la que otorga significado al universo, pero se encuentra limitada a decodificar tan solo una parte del espectro total de la realidad pues no solamente depende de la información que aportan los sentidos sino del grado de ampliación e integración que haya alcanzado.

En el último eslabón de la Gran Cadena del Ser, se advierte que sujeto y objeto son lo mismo. Tat vam asi, somos estrellas que han tomado conciencia de sí mismas.

Notas
1. Con potencial heurístico me refiero a todas aquellas hipótesis creativas o inventivas que como ensayo de explicación conducen al descubrimiento de nuevos hechos.
2. Fuente: www.wikipedia.org
3. Nota de Sergio de Régules. Es un físico y coordinador científico de ¿Cómo ves? Su libro más reciente es ¡Qué científica es la ciencia! (Paidós, 2005). Sergio dice que la culpa no es de la cuántica, sino del que la hace religión.
4. Unus Mundi: Forma latina que empleaban los alquimistas europeos del Medioevo para referirse al Mundo Puro, Uno y Virginal del que procede el Universo. La Realidad que subyace fuera del espacio y el tiempo.
5. En el desarrollo de la conciencia se dan principalmente tres estadíos, el prepersonal, el personal y el transpersonal. El estadío prepersonal consiste en una integración con el cosmos que es previa a la estabilización del ego (pre-egoica). Tal integración es básicamente corporal, y remite al sentimiento de infinitud paradisíaca propia de la vida intrauterina o la del bebé recién nacido.
En el estadío personal se da una diferenciación con respecto a la unidad. Esto es una evolución sana de la conciencia, ahora identificada con el reino mental (racional). El ego se estabiliza, y si todo va bien llega a madurar exitosamente.
En el estadío transpersonal la conciencia trasciende el reino mental para identificarse con el alma y el espíritu. Trasciende la mente, va más allá, no la niega ni la reprime.
Si uno ve el desarrollo humano como crecimiento (magia, mito, racional, transracional), resulta que pueden apreciarse dos clases de no-racionalidad. Están las formas pre-racionales de pensamiento, las mágicas y las míticas (donde la razón aún no existe o está abandonada) y están las formas transracionales (donde la razón permanece intacta, pero es transcendida en estados transmentales). Por ejemplo, en la meditación uno es consciente del funcionamiento de la mente, pero se trasciende, no se regresa a un estadío más infantil. Ver www.astrotranspersonal.com.ar

Sigue>>

 
.
.
.
.
webmaster@astro-campus.com
.
.